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Zoila Liliana Domínguez, fundadora de Yo Soy Amaratma, terapeuta sujoker y consteladora cuántica, sonriendo con calidez en un entorno natural

Zoila Liliana Domínguez Gabriel

Mujer, hija, hermana, esposa, madre, amiga.
Administradora de empresas, diseñadora de interiores y, sobre todo, una buscadora incansable del sentido profundo de la vida.

Mi camino me ha llevado a explorar herramientas poderosas para el crecimiento interior: soy terapeuta sujoker, consteladora cuántica , y tengo formación en yoga, cábala, tarot, hooponopono, tapping y otras disciplinas de autoconocimiento y sanación emocional.

Con cada experiencia vivida —tanto personal como profesional— he aprendido que sanar no es un destino, sino un acto diario de amor propio y coraje . Hoy dedico mi vida a acompañar a otras personas en sus procesos de transformación desde un lugar de presencia, empatía y sabiduría integrada.

En este espacio, comparto mis reflexiones, aprendizajes y herramientas con la esperanza de que algo resuene contigo y te ayude a avanzar en tu propio camino de autodescubrimiento.

¿List@ para comenzar tu proceso de sanación?

Mi historia

De niña, tenía la peculiaridad de mirar el mundo a través de la belleza y mis sueños. Cada día, al despertar, mi corazón latía con la emoción de las posibilidades. Para mí, la vida era un juego mágico, lleno de colores y risas, donde la imaginación era mi mejor amiga.

Sin embargo, a medida que crecía, las voces de los adultos comenzaron a llegarme. Había quienes decían que vivir era difícil, que había que sacrificar la felicidad para alcanzar los sueños. "La vida no es un cuento de hadas", me decían. Y aunque intenté entender sus palabras, nunca lo logré.

En mi búsqueda de respuestas, decidí seguir los consejos de quienes me rodeaban. Me llené de las expectativas de los demás y dejé a un lado mi magia personal, así que comencé un camino de imitación, seleccionando fragmentos de la vida de cada persona a mi alrededor. Sin darme cuenta, comencé a perder mi esencia y pronto me sentí como un rompecabezas incompleto.

Los días se convirtieron en años y la niña que una vez fui, ahora navegaba por un océano de confusión. Cada vez que miraba al espejo, sentía que no reconocía a la persona que me devolvía la mirada. Mi corazón anhelaba volver a ser quien era, pero temía hacerlo. "¿Qué pensarán los demás si me muestro tal como soy?", me preguntaba muchas veces.

Una noche, mientras contemplaba las estrellas desde la ventana, algo en mi interior despertó. Recordé cómo solía soñar, cómo solía jugar y cómo cada deseo era un ladrillo en la construcción de mi vida. De repente, comprendí que no había nada de malo en ser diferente, que mi idea de la realidad no era equivocada, sino única.

Decidí romper las cadenas que sola me puse por mucho tiempo.  Me aventure a escribir mi propia historia, removiendo las páginas que no resonaban con mi ser.

Fue un camino duro, lleno de altibajos, pero cada paso que dí me acercó más a mi YO SOY.

A través de mis reflexiones y experiencias, descubrí que el camino de regreso hacia mi inocencia era, en realidad, un viaje hacia la aceptación. Aceptar mis luces y sombras, aceptar que cada error era una lección disfrazada. Así, cada tropiezo se transforma en un peldaño más hacia mi autenticidad.

Finalmente, un día, me miré en el espejo y sonreí. Había vuelto a encontrar mi esencia, mi magia. Me encontré con mi niña interior, entendí que todos llevan consigo una bolsa mágica, llena de sueños y posibilidades. En lugar de dejarla de lado, he decidido abrirla de nuevo. Ahora, a cada paso, elijo crear mi vida desde el amor y la sinceridad.

Aprendo día a día que el verdadero camino no se trata de cumplir con un molde preestablecido, sino de abrazar mi propia historia.

Las voces a mi alrededor comenzaron a cambiar, y en lugar de miedo y juicio, encuentro cada vez más apoyo y amor.

Hoy, camino con confianza, recogiendo los fragmentos de mi ser, con la certeza de que cada paso es una celebración de mi existencia.  Hoy continúo mi viaje, invitando a otros a recordar su propia magia, porque al final, lo que todos somos es una combinación de estrellas, sueños y un YO SOY que brilla con luz propia.

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